La tumbé al filo de la mesa y le levanté las piernas apoyándolas en mi cuello y empecé a metérsela despacito hasta que aumenté el ritmo que me dijo que parara que si seguía así la iba a reventar, me llevó a un sofá que tiene a un lado, se apoyó en él de rodillas y a lo perrito seguimos. Cambiamos varias veces de posición, después me tumbó en el suelo, se posó de rodillas mirándome a mí y empezó a botar al igual que sus pechos y empecé a apretárselos.
Se dio la vuelta me puso de pie me enseñó su ano y me dijo que por ahí muy despacito, al principio me lubriqué para que se deslizara bien y empezamos despacito hasta que aumenté el ritmo y empezó a gemir de una manera que de repente se abrió la puerta, nosotros nos asustamos, paramos de repente y era la profesora de esta mañana que al ver el panorama se unió a la fiesta.
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