Le pregunté si podíamos encontrarnos, pero me dijo que no, no podía ya que estaba muy ocupada por su trabajo y algunas otras cuestiones que no me dijo por ser personales.
Los días transcurrieron normales desde aquel encuentro, sin noticias suyas, hasta que una tarde la volví a encontrar en la misma sala, obviamente que la saludé y ella automáticamente me respondió. En esta oportunidad las cosas se pudieron dar y quedamos en encontrarnos. Esto fue en las afueras de la ciudad. La gran sorpresa me la llevé cuando la que apareció fue Sara.
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